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Don Francisco
Rodríguez es el actual Abad del Cabildo de la Colegiata de San Isidoro. De trato afable, rostro serio y acorde con los tiempos. Este año se “enfrentó” en el Foro u Oferta tradicional a la edil del
Ayuntamiento de la capital, María José Álvarez, dulcemente trabajadora, que osó
decir a los componentes del Cabildo que estaban
para sopas y buen vino. Espero que el vino al que aludía no fuera el de la
barrica “inmemorial” que tan celosamente guardan los clérigos.
Aplaudió el Abad con buen talante la ocurrencia, sonriente, y así me recordó que en
abril del 2010 con igual gesto, y rostro risueño en demasía, recogió la dorada medalla que el ente
autonómico le entregaba por aquello de las Cortes de 1188 en el Claustro
de la Colegiata. Esto fue motivo de un escrito de sincero
reproche por mi parte.
En Diario de León 12 de marzo de 2010, dije:
leonoticias
El Abad
de San Isidoro puso la mano… Y recogió la dádiva en forma de medalla, dicen que de
oro, y no lo hizo en nombre del Pueblo
Leonés, como debió de manifestar tan alto como le fuera posible, no, la recogió
para el órgano colegiado o Colegiata. Si, ya sé que el ente autonómico se la
entregaba a la Real Colegiata.
Y, aunque hubiera tenido intención de recoger la
medalla en nombre del pueblo leonés, y perdóneme el Abad que añada… y no la
tuvo, hay otra razón que no sé si se le
escapa: los autonomistas que dirigen el ente no se lo hubieran permitido, pues
para ellos: El Pueblo Leonés, no existe.
¡No existe!
Sepa también el Abad que “el ente autonómico, nos
arruinó el octavo centenario de las Cortes leonesas, en 1988, donde tuvieron
oportunidad de lucirse, incluso planteándose traer con justo merecimiento la
sede de las autonómicas para León; no sólo no lo hicieron, además se empeñaron en castellanizar la
celebración, no olvidemos que iniciaron ésta en Burgos, y nada más alejado de
la realidad histórica. Ahora van camino de manipularnos, mediante un sutil
descafeinado, el 1.100 aniversario del nacimiento del Reino de León”. Como efectivamente
lo consiguieron, añado ahora.
caminodesantiagoandalucia.org
Don Antonio Viñayo, el anterior Abad, recientemente
fallecido, un gran conocedor de todo lo leonés, y defensor también, hay que
decirlo, su especialización en historia le empujaba a ello. Erudito,
comunicador y ameno en su divulgación de nuestras cosas leonesas. Conocía como
nadie todo lo que alrededor de las Cabezadas es protocolo, tradición y
leyenda.
En el monumento que se elevó en
la plaza, ante la basílica, recordando el voto de cera, quiso el
escultor, al parecer, dejar reflejado, casi retratado en la figura del canónigo que recibe el hachón
de cera de manos del edil, al Dr. Viñayo, Abad que lo fue desde 1971 al 2003.
Siempre he dicho, y así consta en más de un escrito mío
al respecto, que al grupo escultórico, en puridad histórica, si nos atenemos al
verdadero origen en las hoy llamada Cabezadas, le falta un tercer personaje, al
menos con igual derecho que los otros dos citados. En una de mis páginas algo dejé apuntado al
respecto.
alcieloleon.blo
En la Crónica de León, 17 de junio de 1999, escribí:
NI ESTÁN
TODOS LOS QUE
SON... Creo que falta un tercer personaje, si es que se
pretende dar al monumento fidelidad histórica con el momento inicial del
ofrecimiento de la cera prometida. Falta
una persona representante de la Sobarriba, comarca proveedora oficial
capitalina de sus modestos pero imprescindibles productos al León de la
época.
El año 1.158, una gran sequía dio origen a la
petición de permiso, por parte del Corregimiento capitalino y de la Hermandad
de la Sobarriba, para sacar en rogativa los restos de San Isidoro, procesión
originaria del voto anual
oferente de cera para “poder finalizarla”, cuya leyenda es bien conocida, y de
agradecimiento por la lluvia que salvaría los campos sobarribanos. Podía y debía
ser, por lo tanto, ese tercer personaje un agricultor de la Sobarriba.
Por
merecimiento propio, y reconocimiento expreso de la realidad aquélla, no debió
faltar éste en el monumento, sino es que lo pedido y propuesto al autor no fue
otra cosa que recordar exclusivamente a los ediles ante el Cabildo, es decir,
significar bilateralmente, lo que sin duda empezó siendo a “tres bandas”, y de
cuya muy posterior ruptura partirían las hoy llamadas “cabezadas”. Así que para completar el título dado a este
escrito, y en honor a la verdad de los hechos, he de añadir: “ni son todos los
que están”... en el monumento.
ileón
A nuestros ediles siempre les ha gustado participar...
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