11 de abril de 2013

El Nazareno, ayer y hoy

El Nazareno de "Dulce Nombre de Jesús", cada  año preside el encuentro entre su Madre,  "La Dolorosa", la que cierra con su dolor  bajo palio el desfile procesional de los "Pasos", y  San Juan, para los leoneses de antes San Juanín, el joven discípulo que representará a los hombres al pie de la cruz, cuando El Crucificado dice: "madre ahí tienes a tu hijo... 

Este paso, fundamental para la Cofradía de la que es titular, emplazado en el centro de la plaza mayor contempla cada año el encuentro, en tanto sus papones, los braceros,  lo mecen con la suavidad que la mejor prudencia aconseja, aun cuando se vayan permitiendo, de año en año, alguna licencia más. No así, el bamboleo, el casi bailado al son de la música, del San Juan y en menor medida el de la Dolorosa, alargando el acto del encuentro hasta alcanzar el grado de espectáculo a tenor de la respuesta popular, la de los asistentes,  en forma de aplauso. 

Pero non va sólo hoy por ahí estas líneas, la crítica al espectáculo y el cada vez mayor boato, sino como reflexión, una comparativa entre el ayer y el hoy de una imagen que entendiendo oportuna en sí misma, lleva al propio tiempo implícitas unas preguntas que luego formularé.




El Nazareno que podemos ver en la fotografía antigua, de allá por los años 30 del 1900, era llevado sobre unas sencillas andas. No menos  simples eran los dos faroles, y el ramo de flores.  






La figura del Nazareno atribuida a Pedro de la Cuadra, y más modernamente a Gregorio Fernández, es la misma que en la actualidad se procesiona sobre un hermoso trono dorado, y enriquecida su túnica morada con hilo de oro. Nos van los oropeles, parece. A los que, además, acompañamos de espectaculares arreglos florales. 

El estático cirineo, de peluquín, sería sustituido por otro más acorde, y finalmente por el que ahora le acompaña, tallado por Víctor de los Ríos en 1946. Un gran imaginero que esculpía gente guapa, sin perder dramatismo.

Por aquellos años en la plaza mayor se escuchaba la voz tonante de un predicador durante el "encuentro". Los asistentes no aplaudían como ahora va gustando cada vez más hacer. Se ha pasado del fervor al "espectáculo". 

Ahora llamo la atención del lector sobre la postura del Nazareno sobre las andas, ambas manos tienen una expresión gestual distinta a las del que han emplazado en el trono. La derecha, en el primitivo, presentaba la palma hacia adelante pareciendo  aconsejar calma a quienes le observan.


La misma mano hoy adopta una posición más racional, expectante, como tratando de asir el aire, previsoramente ante una inmimente caída.

Pasemos a la mano izquierda. Antes sujetaba la cruz, allá donde ambos maderos se cruzan, en un gesto razonable para afianzarla  sobre el hombro. Modernamente,  la mano izquierda sujeta la cruz en el madero corto descendente.

Y es respecto a esto cuando formulo las preguntas: ¿a qué año corresponde el cambio?,  y ¿quién tomó la decisión de hacerlo?

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