La flauta de “Bartolo”, la de un agujero solo, se ha podido transformar en una flauta ”dulce”
para Morano que había empezado a soplar
un mensaje de apoyo y confraternización con la minería leonesa, que, en verdad,
no era más que cumplir el
compromiso con los leoneses; por cierto,
a lo que le obligaba el cargo. Si acaso
al lector le extraña lo antedicho, le ruego acuda a mi anterior entrada.
Cuando empezaron las “amenazas” del PP hacia los que
rompieran la disciplina del voto, por unos momentos parecía que Juan Morano
Masa, senador en la actualidad, flaqueaba, y había perdido aquel
independentismo localista que en medio de la marea leonesista le llevaba a su
“Solos Podemos”; haciendo gala de querer ir por libre.
Un personaje capaz de saltarse todo tipo de
protocolos, como ordenar a la banda municipal que interpretara el Himno a León,
cuando el Rey, Juan Carlos I, ponía el pie en la capital leonesa, territorio
que él manejaba como feudo propio de
Corregidor indomable.
Por eso, y por
haber sido poco, por no decir nada amigo de los socialista, al menos de los que
actuaban como ediles de a pie en “su
municipio”, el suyo sí, porque así parecía desprenderse de sus actuaciones, a
los que dedicaba duros epítetos que no
vamos reproducir, puede tener mérito añadido su apuesta de: “tengo pensado
apoyar la enmienda socialista que pide 75 millones para la minería”.
En su proceder político ha habido demasiadas palabras
huecas, oportunistas, en ocasiones insultantes para el oído de cualquier leonés
un poco preocupado por nuestras cosas. Ahora está cerrando su carrera política,
en la que se jubilará como senador, y ha cumplido su palabra con larga
repercusión en los medios leoneses, aquélla de: “votaré en favor del Plan del
carbón”.
Lo de “me equivoqué de color al apretar de la tecla”,
“cualquiera se equivoca”, una vez, vamos a dejarlo o rebajarlo al grado de
anécdota, toda vez que corrigió su error votando SI a todas las enmiendas en
favor del carbón, además de un NO a los
presupuestos del Ministerio de Industria.
La política es lo suyo, no cabe duda, sobre todo cuando ésta parece moverse por el equívoco. Lástima que su proceder en el vital tema
autonómico para León jugara con nuestros sentimientos, ayudando finalmente a
relegarnos a un ente que no deseábamos. Un daño muy grave, al menos al “ser
leonés”, que como mancha indeleble marcará su expediente.
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