Cultura, costumbrismo y Navidad Leonesa
Sin duda hubo una cultura leonesa. Una forma de vivir, de desenvolverse, en un territorio en verdad variopinto, el nuestro, que ha sufrido recortes históricos de distinta connotación; tanto por la pasividad de los propios, como por la expansiva insistencia de los que, por no calificar de extraños, situaremos como vecinos.
Pero, no es menos cierto que ahora seguimos teniéndola, con las variantes lógicas de esta vida dinámicamente trepidante que nos funde.
La Navidad, ¡todo un mundo de dulces sensaciones!, en la actualidad, por aquello de la más fácil intercomunicación, se ve adornada y hasta marcada por lo dimanante de otras formas de expresión, de otras culturas. Pero que no es óbice para que en rigor digamos que hay una Navidad leonesa.
El Ramo, genuina expresión popular leonesa. Podríamos decir que el “ramo” es en lo material y en su modalidad más ampliamente difundida en nuestros lares, un artilugio o soporte de madera consistente en una base horizontal que sustenta un delgado tronco de madera coronado por un triángulo del mismo material que lo completa.
Pero lo descrito, es simplemente el esqueleto, pues para que tuviera la prestancia final, alcanzara su especial sabor, y cumpliera la misión encomendada, había de adornársele según estilo al uso. Los adornos, la condición del ornato, eran privativos de cada lugar, según gustos y reminiscencias pasadas, pero siempre partiendo de elementales materiales como telas, encajes, cordones, y productos perecederos como rosquillas elaboradas con amor repostero.
Cantar el “ramo”. Mas, lo verdaderamente importante, lo que le daba su real dimensión, sabor y hasta espiritualidad, era el acompañamiento de coplillas alusivas al acto, cantadas con sencilla ingenuidad, las más de las veces.
Foto:Roxio
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