Desde que votamos en democracia, esto es, desaparecido el
dictador, la derecha tanto en la capital como en la provincia se ha llevado
siempre muy buena cosecha de votos. Para mayor precisión, aun no siendo imprescindible
para la ocasión, tal vez debiera decir mejor las derechas, o sea la propia
mano, su extremo más radical y los situados más al centro entonces UCD, estuvieron
recolectando el mayoritario voto llamado
conservador.
Quiere esto decir que en León somos de mayoría conservadora, pues pienso que no; sí que siempre este electorado ha sido de más fácil movilización, tal vez porque sus primeros políticos habían participado
en el conocido “movimiento”; más los
derivados del “alzamiento y querían
seguir “estando”… en la línea democrática.
En el hipotético centro, desaparecido UCD y luego CDS, el moderado
electorado que lo integraba, pasaría a ser un caladero en el que pescarían
tanto la derecha conservadora como la izquierda socialista. Con el truco centro
derecha y centro izquierda.
El PC leonés, desde el primer momento de la construcción
autonómica, se posicionó del lado de un ente autonómico, hábilmente conducido
por la parte castellana que siempre se ha preocupado de León, no para contar
con él, sí para absorberlo. Lo han hecho
de forma constante, incluso agrupados más tarde en IU.
Los socialistas, PSOE, bien apoyados en el castellano Peces Barba,
y desaparecido Baldomero Lozano que quería escuchar la voz plebiscitaria de los
leones en el sentido autonómico, han propiciado la fusión castellano-leonesa, a
pesar de que los leoneses opusimos tanta resistencia como pudimos, los leonesistas
sigamos en la brecha, y en sus filas el PSOE sostengan miembros que comparten este sentimiento.
La Alianza Popular, de Fraga, en los primeros compases autonómicos
en León, jugó a la autonomía leonesa, más bien uniprovincial. Con Morano, el de
“León Solo” se llevó electoralmente, en su mejor momento, muy buena parte del
voto del movimiento leonesista. E
integrada en el naciente PP, su fidelidad al ente autonómico ha ido
increscendo, a medida que se consolidaban en el poder, no conservando ni la más
mínima labor, cuando menos in vigilando, de los agravios, además de los
identitarios, en lo económico y social que se nos habían venido infiriendo.
Los leoneses, pasmosamente “agradecidos”, en las pasadas
elecciones Generales, han premiado la lista PP como la más votada. Algo muy difícil de
entender.
En León provincia, según censo, empezamos optando a 6 escaños,
pronto, metidos de lleno en la autonomía hostil que nos engloba, bajamos a 5, y
siguiendo la cuesta abajo en las pasadas del 26J tan sólo pudimos ya optar a 4.
Parece que cerramos los ojos a la realidad, y
premiamos al PP con mayoritaria cosecha de votos. ¿Cómo entenderlo?
PODEMOS, como es de sobra conocido, ha apoyado desde su “nacimiento circular” al
ente autonómico; ¡son más escaños a conseguir!, ¡por qué perder el tiempo escuchando
al pueblo leonés!
En las últimas elecciones Generales, Unidos Podemos para la
ocasión, han conseguido reafirmar el escaño conseguido en las de Diciembre
aquí en León, y en el cómputo nacional
los setenta, muy lejos de las previsiones y expectativas.
Pero ¡atención!, su mensaje electoral ya no parecía ir en busca
del voto del ciudadano que anhelaba el empoderamiento prometido. Todo un canto a
la libertad potestativa ciudadana, ideal
para ensayar la transversalidad, que resultó efímera transformada en canto “de sirenas”. Desde la
consolidación como partido, ha tomando las mañas, o al menos apariencias, de aquéllos a los que llamaron casta. Y el empoderamiento de los leoneses como
leoneses ¡nada de nada!
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