Margarita Moráis en la SER
“Portarme bien con la gente”. Esta frase en apariencia
fácil de pronunciar no lo es tanto de llevar a la práctica, y menos hoy donde
todos son prisas, sin tener cuidado a quien se pisa, y los que es peor,
demasiadas veces usando al prójimo como trampolín; pues bien, tal expresión,
retrato de un meritorio comportamiento social, fue pronunciada por Margarita
Moráis.
En ella, en la autora,
y no como justificación, parecía aflorar desde un fondo activo de
religiosidad vivida y practicada, así lo aprecié, aunque desconociera hasta el
momento biográfico, debo reconocerlo, su
condición de monja Carmelita; si bien entiendo que este carácter, siendo
favorable, no es imprescindible para ese
buen comportamiento.
Novicia a una edad subsidiaria de ajustado criterio, 20
años, ingresa en una Comunidad de
Carmelitas en Valladolid. El que de niña le gustara escuchar a las monjas en
sus cantos de maitines o laudes, puede que creara vocación para la música, de
suyo arraigada por tradición familiar, pero de modo especial para la vida
monástica contemplativa, según comentó; así como para seguir a Jesucristo… y
“portarme bien con la gente”. Aquí me
detengo, en ese respeto, cuando no amor
al prójimo que evoca, y he tratado de esbozar, fruto de la entrevista aludida,
pues no pasa por tal cosa mi intención
en este momento.
Todo lo leonés, o lo que en León ocurre, siempre me ha
motivado, y como nunca me he retraído en manifestar mi condición sentimental de
leonesista, estoy seguro que a aquellos
lectores de mis páginas no les sorprenderá demasiado lo que estoy tratando de
reflejar en ésta. Al igual que ocurre cuando, no con demasiada frecuencia, al
más alejado círculo concéntrico de una noticia lo hago tomar otro rumbo.
En la Cadena SER, de la que me considero un radioyente
bastante fiel, en el programa “A vivir
que son dos días”, el 21 de marzo,
cuando escuché en la voz de José Martí, siempre pausada, buscadora de la pincelada
o posicionamiento adecuado para reflejar al presentado/a, en esta ocasión
nombrando a Margarita Morais y la fundación Eutherpe, debo confesar que me
sorprendió, y más poderla escuchar durante la entrevista que realizó el
director del programa Javier del Pino.
Y aquí va mi motivación de hoy. No se trata de cantar,
con buena musicalización personal, o de contar sus merecimientos, largos y en
parte silentes, sino de entroncar este pequeño apunte con su nombramiento como
Leonesa del Año.
Debo reconocer que, hasta que fue elegida “Leonesa del
año” del 2013, poco más allá de la lectura
de algún pequeño suelto periodístico que hablaba de su labor musical,
poco sabía al respecto. De modo especial me
puso sobre la pista de su buen hacer el artículo que la dedicó en
Leonoticias, Miguel Ángel Nepomuceno, siempre ajustado en sus apreciaciones,
cuando siendo presidenta de la Fundación Eutherpe, de su propia creación,
fue elegida por aclamación en el
Consistorio capitalino Hija Adoptiva de
León en 2013. Sabido es que nació en Cantabria. En mis largas ausencias de León
creo que se puede encontrar la razón de
desconocer con detalle su personalidad.
En mi blog, León al Máximo, he dedicado hasta el momento dos páginas en
torno al galardón de Leonés del Año: y
“Leonés del Año 2013, un segundo paso hacia la paridad”; en ambos,
como es notorio en el título, venía a destacar el empuje masculino y la poca
presencia femenina. Especialmente en los comienzos del galardón, tenía la
impresión de que nadie presentaba candidatas femeninas a tal distinción
patrocinada por Radio León.
Justo
en el 2013, propusimos a Rogelio Blanco como candidato, que Radio León
colocaría en la lista oficial de los propuestos. Recuérdese su brillante y eficaz
actuación ante la UNESCO sobre los Decreta y las Cortes de 1188. Lo decía así:
De todos es conocido que, Rogelio Blanco fue quien preparó un
completo dossier, bien estudiado y defendido, que llevaría al Tribunal Mundial
al reconocimiento citado. Su promoción y defensa ante la UNESCO supuso un éxito
para los leoneses. Invito a leer la página “La UNESCO y las Cortes de1188” . El jurado leonés no estimó oportuno
proclamarle a pesar del hito conseguido
y su coincidencia anual, sin olvidar un más que amplio currículum que le
avalaba.
Fue elegida Margarita Morais, el antecedente femenino estaba
en la etnóloga Concha Casado. Así lo
planteaba y coloco aquí, por si a pesar de facilitar el enlace para ver la
página, al lector le vale lo transcrito:
“Margarita Moráis, una
musicóloga afincada en León, cántabra de nacimiento, ha sido elegida Leonesa del año
2013. Puede que su
nombramiento en el pasado mes de septiembre de Hija Adoptiva de León por
el Ayuntamiento de la capital, haya sido un dato importante, a sopesar en sus
méritos, y no menos, supongo, el estar propuesta para el Premio Castilla y León
de las Artes, por el ente autonómico, ése que
habla por nosotros.
Dicho esto sobre la elegida, no debo dejar sin reconocer los
méritos profesionales, o si se prefiere artísticos, como musicóloga que realiza
una labor docente importante, y reconocida. Los jóvenes músicos lo avalan.
Siempre en busca de nuevos valores. Preside la Fundación
Eutherpe. Sin duda un
excelente palmarés, que por sí mismo igual valor tenía el año anterior, y el
que viene.”
Hoy a este último punto añadiría: Por lo
tanto intemporal, aunque coetáneo, pues creo que ambas cosas se pueden conjugar;
permanente y muy cuidado, por ello siempre galardonable.
Con el máximo respeto hacia la
interesada, sabiendo más de lo que sabía hace dos o tres años, y me congratulo
de ello, no puedo hacer otra cosa que permanecer en el posicionamiento expuesto
con relación al tema (puntual) de Leonés del Año, que bien es verdad ella
recibe, y con merecimiento; quienes lo otorgan son otros: ¡Cualquiera sabe el
baremo que manejan! Y la gradación de la ceranda por la que hacen pasar valores
personales meritorios en un año concreto. En éstos pongo el foco y miro con el
cristal de color leonesista, es un eclipse y no logro ver…
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