CEDIENDO PROTAGONISMO, UNA VEZ MÁS
Creemos que haría bien el Sr. Amilibia, presidente provincial del PP
leonés, procurador autonómico y alcalde del Ayuntamiento de la capital leonesa,
en matizar con exquisita precisión, dados los cargos citado que soporta, cuándo
habla en función de uno u otro, o investido de qué autoridad.
Intentaremos dejar prontamente claro, y luego proseguir, que, el político aludido, no debe ver en nuestro párrafo inicial, subsiguiente a un título al que parece no corresponderse, el prólogo de una sarta de consejos, gratuitos por nuestra parte y hasta presuntuosos. No, no cometeremos ese error; pero tampoco queremos dejar pasar la ocasión de plantear en alta voz, escritas, algunas reflexiones que el tema Ruta de la Plata y la N. 630 nos han provocado.
Intentaremos dejar prontamente claro, y luego proseguir, que, el político aludido, no debe ver en nuestro párrafo inicial, subsiguiente a un título al que parece no corresponderse, el prólogo de una sarta de consejos, gratuitos por nuestra parte y hasta presuntuosos. No, no cometeremos ese error; pero tampoco queremos dejar pasar la ocasión de plantear en alta voz, escritas, algunas reflexiones que el tema Ruta de la Plata y la N. 630 nos han provocado.
Diciendo que León es región, León es provincia y León es capital, evidentemente no descubrimos
nada, pero tampoco lo pretendemos, simplemente los empleamos como axioma sobre
el que componer este escrito desde nuestra posición de leonés y miembro de la
Plataforma que me honro en
coordinar. Pues bien, en los tres
campos citados el Sr. Amilibia se mueve
políticamente. Sin embargo, el primero
de ellos, no parece aceptarlo como
tal; sino a las pruebas nos remitimos: Ni la menor queja ha salido de sus labios
“procuradores autonómicos” para pedir, -
él que sostuvo en el 84 con mano firme, eso sí más joven y
reivindicativa, la pancarta de “León sin Castilla”- ahora que estamos gozando
de una hermosa posibilidad para ello -
la Reforma del Estatuto de Autonomía -,
que nuestra Región Leonesa quede recogida estatutariamente, como
tal. Aquella actitud , la de sustentar
la pancarta, catolagable como sencillamente lógica para un leonés, no hay que
entronizarla, pero tampoco
silenciarla, sacándola a la luz
siempre que sea menester, y ésta es
subsidiaria de ello.
Rememorando aquella efeméride
manifestacional, y valorando su
comportamiento con la perspectiva que dan los años, se aclaran muchas
dudas sobre si encerraba sinceridad y firmeza aquel gesto reinvindicativo;
nosotros nos atrevemos a decir que,
asimilarlo a efímero, es hasta generoso.
Para no sembrar dudas, dejamos
desde este momento claro, que, todo lo
dicho, no sustenta la mínima animadversión personal, pues tan sólo reflejamos
la sencilla constatación de unos hechos que él ha ido desarrollando.
Por iniciativa asturiana - en Gijón
- se promueven unas actuaciones turístico-económicas, a las que apunta a León capital.
Proyecto sin duda muy respetable,
pero no “inventando” un trazado
para la Ruta de la Plata que lesione a León región y León provincia; toda vez
que, robar protagonismo a Astorga, la Astúrica Augusta, punto de iniciación de
la verdadera calzada, es eso y no otra
cosa. Como alcalde de la capital,
suponemos, habló y acordó aceptar el
proyecto, olvidando si ello le era lícito, a tenor de lo antedicho, y
además, cediendo parte del protagonismo histórico que nos
identifica como leoneses, no en balde somos descendientes de aquellos Astures, en fase de romanización, justo cuando se
construía y usaba la calzada llamada VÍA DE LA PLATA.
Hacen bien los asturianos en intentar promocionarse, pero no usando, por no decir usurpando, condominio patrimonial en la VÍA, al igual que lo vienen haciendo sobre la Garganta del Cares, leonesa y “divina“, que se la apropian propagandísticamente para su Parque de Covadonga, integrante del macizo Picos de Europa. ¿Les dijo el Sr. Amilibia algo a este respecto?, o ¿una veces sí y otras no, conforme se invista, le competen las cosas?
Tal
vez tampoco, que, precisamente en Gijón, en la última exposición sobre los Astures
- origen común - en las ruinas de Noega y otros lugares de exposición, no fuimos
invitados a compartir; tan sólo se nos pidió colaboración para aportar alguna pieza que les interesaba
y necesitaban. Bien es verdad que, a tenor del imperdonable olvido de Lancia,
nos lo merecemos.
Desde nuestro punto de vista no se
debió aceptar ningún encuentro, sobre el asunto que nos ocupa, sin la presencia de un alto representante
provincial, a ser posible un leonés de
Astorga, y por supuesto olvidando todo
color político. Ya que no somos capaces de ensalzar nuestros valores históricos
provinciales y regionales, en modernos y beneficiosos planteamientos
económicos, a iniciativa propia, y a fin de no “perder comba”, cuando otros
comienzan a saltar, nos apuntamos a ello,
no lo hagamos sin pensar si nos es lícito ceder hoy, el protagonismo que
hemos recibido de nuestros antepasados.
La Vía. Después de haber bebido
en fuentes fiables, y perfectamente cotejables de la Plata - de Astúrica a Emérita y viceversa - sólo
hay una, los demás son acoplamientos como el propuesto para las ciudades de la
N.630.
Fueron los romanos
quienes marcaron el punto de
inflexión en nuestra original cultura Astur, sin movernos de nuestro
territorio, verdadero crisol de nuestra personalidad; por lo tanto, todas la
obras y valores que de ellos se dimanan,
como propios e intransferibles hemos de tenerlos.
Colocando
farolas nuevas en la capital, cargadas de leones (Leo), en escudo o efigie, más
o menos rampantes, que aun estando en
nuestro escudo no son el origen de
nuestro nombre (Legio VII), no aportamos nada, al igual que con otros gestos,
folclóricos por ejemplo, convenientes sin duda pero
complementarios, de poco valen sino no
están ratificados políticamente en los foros donde se lesiona la Identidad
Leonesa, y hoy el principal, es el centro del poder autonómico, en Valladolid.
Quede
claro que entendemos que las cosas del
corazón, los sentimientos, como el ser leonés,
son defendibles a ultranza,
y no están en contraposición a
los del bolsillo, léase desarrollo económico,
turístico o de otra índole; pero nunca con el olvido como compañero de
viaje, ayudando a promocionarse a otros que no olvidan lo propio, en tanto
invaden lo ajeno.
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