Ante el 1.100 aniversario de su fundación
Más bien debiéramos decir las ruinas que permanecen en el lugar
conocido como Valle de Eslonza, antigua jurisdicción del Cenobio. Eran cuatro
pueblos los de la Abadía: Mellanzos, Santa Olaja, Villarmún y Palazuelo de
Eslonza, si bien este último en la actualidad no está comprendido en el
municipio de Gradefes, como los otros.
Promonumenta, siempre activa en la conservación del entorno de los
monumentos leoneses, llegando sus miembros al trabajo manual de limpieza, en “facendera”
bien organizada, como en este caso, lo
tendrán a punto el sábado día 11 cuando frailes Benedictinos llegados de Silos
y Madrid, según se ha dicho, cantarán la misa “de campaña” programa para ese
día en el lugar. Una muy excelente noticia cultural y de reavivación de lo
leonés.
El historiador José Fernández Arenas, autor del libro “El Monasterio
de San Pedro de Eslonza. Sus ruinas y patrimonio disperso”, ha dicho: “La Cabezadas tienen su origen en el
Monasterio de Eslonza”. Diario de León.
7.8.2012
Con todo respeto me permito discrepar en cuanto a lo del origen de
las Cabezadas, que han venido situándose con todo rigor en torno a la Sobarriba
y León capital, y la primera procesión
de los restos de San Isidoro de la que surgiría el foro u oferta de unos
compromisos en cera, en agradecimiento por las necesarias lluvias, año 1158. Lo
del exagerado doblar la cerviz de los munícipes, vendría después…
Otra cosa es que sitúe el origen de los foros u ofertas en el devenir
de Eslonza, toda vez que algunos monjes Benedictinos vinieron a actuar en
labores eclesiales en la catedral de Ordoño II, aquélla que se erigió sobre
unas termas romanas y dependencias palaciegas del monarca.
Esta referencia la podemos leer en un trabajo corto que un tío mío: Aurelio Calvo Alonso, investigador incansable sobre lo leonés, publicó en el año 1946 en la Revista de Semana Santa de León. En él nos dice que halló legajos, pertenecientes a los años 1597 y 1618, que así atestiguan la secular ofrenda…, tomada como foro por el Cabildo.
En su último y póstumo libro, tuve oportunidad de colaborar en la humilde tarea de leer en voz alta fragmentos manuscritos, bajo el epígrafe: SAN PEDRO DE ESLONZA, para que el autor, Aurelio Calvo, fuera haciendo las oportunas correcciones o modificaciones lingüísticas. Más tarde comprendí y agradecí aquella oportunidad que me había dado, intentando sembrar en mi adolescente formación de bachiller, el amor por las cosas leonesas, introduciéndome, de paso, en el sentimiento leonesista que el atesoraba en sus obras.
En su último y póstumo libro, tuve oportunidad de colaborar en la humilde tarea de leer en voz alta fragmentos manuscritos, bajo el epígrafe: SAN PEDRO DE ESLONZA, para que el autor, Aurelio Calvo, fuera haciendo las oportunas correcciones o modificaciones lingüísticas. Más tarde comprendí y agradecí aquella oportunidad que me había dado, intentando sembrar en mi adolescente formación de bachiller, el amor por las cosas leonesas, introduciéndome, de paso, en el sentimiento leonesista que el atesoraba en sus obras.
Académico correspondiente de la Real
Academia de la Historia. Vicepresidente de la Comisión Provincial de
Monumentos; falleció el 31 de Mayo de
1.959.
E
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