El nuevo director de la Fundación Villalar, Antonio Calonge, profesor de Derecho Administrativo en la Universidad de Valladolid, que en principio no parece abrirnos una nueva expectativa, está arrancando desde la premisa de que la Comunidad tiene un solo pueblo llamado castellanoleonés. Una falsedad que parte del ente autonómico, y él parece compartir. Y no vale la aleatoria nominación: castellano y leonés, que no funde pero sí confunde, pues, tratándose de una pluralidad gramatical, la vienen empleando dolosamente como si de una singularidad se tratara.
En León, desde hace tiempo, resignadamente estamos tolerando la denominación ésa. Está germinando en nuestros niños, dada la permisividad en la escuelas, sin matices, sin rigor, como dogma y esto causa un daño constante en nuestra propio “ser leonés”.
¿Qué somos los leoneses y los castellanos para el señor Calonge, un solo pueblo? De ser así se acrecienta el error, al partir claramente de una imposición política que la Fundación difunde cual portavoz permanente del ente que la sufraga. Así que nos permitimos formularle públicamente dos preguntas:
¿Por qué se ha de ignorar que los castellanos y los leoneses somos dos pueblos administrados en Comunidad? Y ¿Por qué seguir con el empeño de crear un pueblo desde el poder político?
«Avanzar en el sentimiento de Comunidad», tal como dice, es posible con buena voluntad e ideas limpias, que, por supuesto, se han de transmitir y refrendar en los leoneses y en los castellanos, pero sin la malignidad política de someter a los leoneses que ha primado hasta ahora. Leoneses que no estamos en esta dual comunidad por voluntad propia, sino por «razones» impositivas, que ni él puede desconocer, ni nosotros olvidar.
Y no cuela lo de una «identidad útil», «un regionalismo útil», como califica el empeño unitarista para justificar la Comunidad de Castilla y León. Ambos conceptos nacen de la misma falsedad unitaria. Que por ser postizos no pueden ni tan siquiera facilitar la convivencia ciudadana en comunidad, y mucho menos forjar una sola región.
El ciudadano castellano y leonés, según Delibes, dice el señor Calonge, "se siente vaga e inconscientemente castellano y leonés". Ni lo uno ni lo otro, me permito afirmar con rotundidad, sin ánimo de corregir al fallecido maestro, sino porque no existe identitariamente el castellano y leonés como algo uniforme u homogeneizado. O se es castellano o se es leonés, ambas cosas a la vez no es posible.
La Comunidad, aunque sea por imposición, está compuesta por castellanos y por leoneses; es pues una Comunidad castellano y leonesa, o leonesa y castellana. Pero los ciudadanos llegamos culturalmente a ella diferenciados y así permaneceremos, pues nos significa el sentimiento ancestralmente desarrollado en cada una de las dos territorialidades: leonesa una, castellana otra. ¿Cómo va a ser posible asimilar a una sola identidad, las dos culturalmente desarrolladas en territorios bien distintos y con origen histórico diferenciado?
La promoción de la identidad castellana y leonesa que se ha venido intentando con gran empeño por sus antecesores en el cargo, ha fracasado por su propia falsedad, y él, si se empecina en ese mismo intento, quemará ilusiones propias y dañará lo verdaderamente sentimental de cada pueblo. El sentimiento de Comunidad es una cosa, y la identidad de los ciudadanos en ella administrados políticamente otra bien distinta, él no puede ni debe ignorarlo.
Dudo de la independencia institucional que dice va a tener; como mucho ésta será “tutelada” políticamente, pues los castellanos que controlan el ente no estarán dispuestos a permitirle alegrías que pongan en solfa “sus logros” unitaristas.
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