9 de junio de 2011

León capital, espacio, historia y tiempo

“Los Pueblos, no sólo deben tener sus glorias, sino también evocarlas y perpetuarlas”.

Parece que hemos querido, o nos han obligado a ocultar nuestra historia, que podía haber quedado ciudadanamente “narrada” erigiendo estatuas, grupos escultóricos y monumentos a aquellos personajes leoneses que ya formaban parte de ella.
Guzmán, sólo Guzmán, esculpido en bronce e izado sobre un pedestal granítico, con cierto sello de lo histórico legendario en su estampa, y un mitológico dios, todo piedra si excluimos el férreo tridente, rey de un mar precisamente de León distante: Neptuno, han venido cumpliendo la faceta más ornamental, que histórica.
Han estado solos durante años en una ciudad que ha silenciado que ostentó la capitalidad de un reino, cual si fuera un desdoro, una cuestión baladí, o queriendo hacer  valer lo imposible: que desde el arca  la historia se vende sola.


Otro tiempo atrapado en la fotografía: Guzmán el Bueno sobre su primitivo pedestal. A la derecha la casa de doña Flora del Ron, entre el pedestal y el edificio,  la instantánea nos deja ver un apunte de la que fue de don Diego Mella; y al fondo, a la izquierda del guerrero, el chalet-Sanatorio del Dr. Eguiagaray, alcalde y presidente de la Diputación de León en su momento.  Hubo un tiempo en el que las casas eran conocidas por el nombre de sus dueños.  Los tres inmuebles citados han desaparecido.

          Volviendo al tema histórico ornamental, no tengo inconveniente en anunciar que ignoro que motivo movió a D. Emilio Menéndez Pallarés, abogado y político leonés, para pedir la construcción en 1892, de la talla del singular personaje leonés. Tal vez su especial sensibilidad a la hora de defender causas sociales fuera el gancho o trabazón que encontró en  la gesta de Guzmán. La Diputación Provincial corrió con los gastos.  El monumento no fue inaugurado oficialmente, y permaneció bastante tiempo después de su culminación torpemente tapado con tela de sacos, según cuentan las crónicas. La estatua de Guzmán, nuestro paisano, conocido como el Bueno, fue colocada sobre un pedestal de piedra con nocturnidad innecesaria que sorprendió a propios y extraños. 



Guzmán permanece en su pedestal de la misma plaza, ahora realzado y refrescado con chorros de agua, en la que, además de la casa de Flora del Ron bien coloreada, vemos a continuación la de Arriola, edificada en la primera mitad del siglo XX, proyectada por los arquitectos leoneses Cañas y Torbado; la más baja, de Miranda (sanatorio), y la de Arce a la derecha, conocida como “casa del coño” por su ampulosidad, completan el cuadro. Más la Catedral, siempre la Catedral ,  como fondo revitalizante de cada tiempo.


La casa de doña Flora no tardarían en derribarla y en su lugar encontramos hoy un gran edificio con fachada de plástico, cuyo aspecto la ha valido el sobrenombre de “la huevera”. 



Puede haber cosa más pobretona de miras urbana e históricas que ese "monumento" a los Reyes de León: la especie de L de hormigón que podemos ver en el angulo inferior izquierdo de la fotografía.

          La reciente prolongación de Ordoño II hacía la calle del Dr. Fleming, también conocida como carretera de Zamora, da una nueva perspectiva y dimensión urbana que no va a quedar ahí, la supresión de las vías en superficie y la urbanización de los terrenos liberados en el sector Oeste “estarán colocados” a dos pasos de Guzmán.   Por si nosotros, los leoneses de la capital, somos remisos a la hora de hacer obras importantes para el común, la crisis económica generalizada, ha parado el ensanche más allá de las vías, y el gran complejo ferroviario y social que el AVE iba a traer, muy buena parte del fracaso se debe a no haber realizado con premura las cosas. El PP ahora lo frena todo.





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