1 de junio de 2011

Entre la nostalgia y el pernicioso olvido



El puente de hormigón y hierro sobre el Bernesga, camino de la Estación del Norte, recerca con su estructura a San Marcos y la incipiente chopera del soto Garrido. Y mientas las mujeres lavan y comentan, los niños de  cara al discurrir rápido del agua, sentados en las piedras del aluvión invernal aguardan pacientes viéndola fluir. 

     
     Cuando la Biblioteca Pública de León se propuso buscar fotografías de un León que se nos ha ido, de un León antiguo, algo más que paisaje y paisanaje, jirones de épocas vividas y sueños surgidos a partir de las piedras legionarias; más de 10.000 negativos habían pasado a estar en poder de la Junta Autonómica. En verdad se llevaron un verdadero “tesoro leonés”, y con toda delicadeza me atrevo a decir que también de los leoneses, ante nuestra pasividad popular e institucional leonesa.

     Aludo a la colección que la hija del propietario de La Gafa de Oro, un establecimiento que en la calle Ordoño II había puesto al servicio de los leoneses Francisco Lorenzo, graciosamente la entregó, en cesión se dijo, al poder autonómico de Castilla y León, puede que olvidando que muy buena parte eran un poco patrimonio de los leoneses. No sé si el hecho de que su padre había nacido en Medina de Rioseco influiría en la decisión.

     A los leoneses, por deferencia, al ser bastante protagonistas en ellos, los negativos, sino consultarles directamente, al menos debió preguntarse y valorar, qué podíamos opinar sobre tal decisión, antes del que el tesoro saliera de aquí.

     En marzo de 2001, en Botines, se expuso a la contemplación una buena parte de la colección citada. El director de la Filmoteca autonómica, señor Pérez Millán nos quiso traer, no sé para regodeo de quién, una selección del valioso tesoro.

     El álbum, “Conocer aquel León”, que se propuso, años después, y “a toro pasado”, componer la Biblioteca leonesa, y para el que solicitó colaboración ciudadana, intentando que pusiéramos a su disposición fotografías de antes de 1960, no pudo disponer de la valiosa colección. O, ¿acaso se pueden reconsiderar posturas, o cuando menos recuperar digitalizado y para su permanencia aquí, en el territorio leonés, una copia de los 10.000 negativos? ¿Deberíamos los leoneses obligarles a que lo intentaran?

     
     Conviene dejar recogido que la periodista Eloisa Otero, sobre tal patrimonio fotográfico compuso un hermoso libro; su texto ayuda a la comprensión fotográfica de calles, edificios y monumentos leoneses ¡que han sido!


                                              
La Torre de San Isidoro, el viejo y hermoso Instituto,  apuntado a la derecha, y allá al fondo, a la izquierda,  vemos un edificio blanco y bajo, ya desaparecido,  que albergó la Audiencia. Es la calle de Ramón y Cajal

     
     Diez años después, la Junta, bueno, su filmoteca, y el mismo director, nos muestra en Botines 96 piezas, parte de los archivos que custodian en Salamanca; entre ellas nos dejan ver 5 de la colección de La Gafa de Oro, de nuestro León que controlan en todos los sentidos habidos y por haber.



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