1 de octubre de 2018

Por San Froilán 2018...incomparable...

 "Un reposo de colores para un Reino" me he permitido titular la foto de  Antonio Barreñada. San Froilan 2018   


En Diario de León, días atrás,  con relación a los pendones he escrito:

La Camperona, una pausa para San Froilán


La Camperona, una  pausa para San Froilán -
La Camperona, una pausa para San Froilán -






MÁXIMO SOTO CALVO ASOCIACIÓN PRO IDENTIDAD LEONESA
27/09/2018

Los pendones leoneses. Cada pendón es el «orgullo» de una localidad, aldea o concejo, y la representa donde quiera que lo enarbolemos.

Siendo el pendón subsidiario de los valores del pueblo está claro que es merecedor de todo cuidado, y digno izado. El traslado vertical, a mano, sobre arnés, o generalmente fruto de ambas combinadas, supone esfuerzo físico, pero no hemos de olvidar el anímico, aquél que inunda a los pendonistas cuando se toman con la seriedad debida el desfile o la concentración. Pudiéramos decir que siempre es así. Faltar al respeto a la gran bandera es grave desconsideración, es la excepción, si acaso ha habido tal deshonor en alguna ocasión.

Nunca he sentido el peso físico de la gran enseña, supongo, y creo que como la mayoría de leoneses. Esa no es la cuestión, sí vivir, disfrutar esos momentos, aunque la lejanía, mayor o menor, tan sólo suponga una circunstancia, y la ocasión nos llegue en forma de noticia…

No soy quien para impartir normas o dar clases de buen hacer pendonero, en cuanto al manejo, traslado, desfile etc, cuando más me llego a considerar sencillo dilentante, en la medida que, en tanto puedo, disfruto de su acompañamiento, presencio algún desfile y valoro lo que para León, provincia, región (heredera del reino) supone. Porque algo tengo muy claro: cada enseña en su unicidad, lo es de «una localidad, aldea o espacio vivencial», siempre a mayor honra y representatividad. Pero…
¡Atención!, reunidos, en gran encuentro, enlazados por las emociones particulares, que se acrecientan en colectividad y se comparten hasta formar un todo, en tanto los crespones ondean su vistosidad cromática, digamos que en esos momentos festivos significados, ocasiones históricas, es justo cuando adquieren otro valor, el que identifica al Pueblo Leonés, al Reino de León, y por tal motivo ha de ser cuidado al extremo. Lo manifiesto como lo siento y sin temor a pecar de purista.
Ya lo he dicho en alguna otra ocasión, desde el grito ¡Salvemos los Pendones de Nuestra Tierra! de años atrás, 1983, al presente, entre recuperaciones y puestas en valor en cuanto a número y representatividad, cuando parece que se han de sacar a la calle casi a capricho, hay todo un tramo de matices, que se han de tomar en consideración si no queremos entrar en la senda de la devaluación simbólica. Éste es mi temor.
Con motivo de la reunión y desfile de los pendones, por San Froilán, ya he mostrado en otros escritos mi punto de vista y valoración, siempre positiva, pero en busca de unión de pareceres para alcanzar en el mayor grado posible. ¡El máximo de los valores concentrados en lo regional! Debo señalar aquí que ante este acontecimiento, y estando en León, me ha gustado estar desde el momento de la llegada, cuando se procede a la recogida de cada vara, colocación de los paños, izados de prueba, ensayos, y ¡la animosidad de los participantes está intacta en su condición más genuina!
Me pareció bien que el primer año que la Vuelta Ciclista a España estrenaba como fin de etapa La Camperona, en 2014, se mostrara a la audiencia televisiva, una vistosa acogida con pendones leoneses, como modo de hacer región, marcar identidad regional leonesa y dar «altos vuelos» al acontecimiento ciclista. Mas, ignoro si dentro de estas premisas los dirigentes de la Vuelta, supieron valorar el gesto, y se llegó a medir, dentro de los parámetros televisivos que se manejan, la captación que se consiguió.
Se volvieron a llevar en 2016, y de nuevo en 2018. Puede que en la segunda ocasión, aún tuviera valor, por aquello del recordatorio, aunque ya se corría riesgo de desvirtuación, tal fiesta deportiva ni es la nuestra, en el ensamble identitario, ni requiere de tan alta (en todos los órdenes) presencia; para dar vistosidad y colorido está lo deportivo, los aficionados y las galas ad hoc en la coyuntura final de etapa.
Otro rango en positivo y convivencial tiene, por ejemplo, el Ascenso de Pendones Leoneses al Castillo de Peña Ramiro, una esforzada ascensión.
Durante mi planteamiento he pretendido mostrar objetividad al máximo, pido comprensión a todos los que se mueven en torno al mundo de los pendones; ni les enjuicio ni les cuestiono, muestro mi parecer respetuoso fruto de las esencias leonesas, leonesistas, que pienso, y así lo he pretendido, se hayan derramado sobre el presente escrito de opinión, todo ello para pensar y recapacitar sobre el tema, si procede.
En cuanto a la concentración y desfile por San Froilán, creo que se le da ya carácter claramente regional, sin perjuicio que nos pongamos a valorar algún encuentro, fecha y lugar más triprovincial, y en connotación histórica invitando a Miranda do Douro.

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