8 de junio de 2018

Una llama para el recuerdo


En lo personal, ahora,  cuando los años se empeñan en coartar actividades, en los recuerdos se puede encontrar un modo de tarea en defensa de lo  leonés que siempre ha permanecido viva, pero que el paso del tiempo va secuestrando.  Mas, lo “vivido… vivido está”.   Y en ésas estamos. 

“Ayer” Carlos Cabañas, leonés, autor del libro “Esto es el País Leonés”, gran formato de preguntas para mejores asertos, hizo en Facebook un comentario, respecto a una página mia en la que marcaba cierta oposición a lo que Isidoro Álvarez Sacristán ha venido diciendo sobre la leonesidad.  Un escrito donde, de paso que rechazaba los “ismos”, ponía un especial empeño en estigmatizar al  leonesismo.  Cabañas se preguntaba: Este señor ¿opina lo mismo del castellanismo, el españolismo... Y continuaba: La propaganda en contra del leonesismo es alienadora, claramente fascista y niega derechos humanos fundamentales…

Precisamente esto último me trajo a la memoria a otro leonés, que también vivió en Cataluña, Santiago Fernández Benito, que estuvo empeñado en una campaña personal, pero pedagógica y buscando compartir, en defensa de lo leonés, fundamentando su alegato sobre las libertades y “los derechos humanos” nacientes en Reino de León mediante Fueros y Cortes.   En éstas, y sus bien elaborados DECRETA en 1188, que aún la UNESCO no había significado como “Cuna del Parlamentarismo”, ponía su atención Santiago, y me propongo dedicarle unos bienintencionados recuerdos.

A partir de 1988, recuerde el lector, el noveno centenario de las Cortes de Alfonso IX del Reino de León, ha venido ofertando un velón de cera que, colocado en un soporte por él diseñado, se encendía en la Catedral leonesa durante una misa que, a su vez, se preocupaba de encargar. La fecha siempre rondaba alrededor del segundo domingo de abril.

Persistió en el empeño durante años. Pues entendía que no había elemento de mayor fuerza para reivindicar los derechos de los leoneses, autonómicos o de cualquier otra índole, que tener presente y dar a conocer los valores y libertades alcanzados por nuestros antecesores leoneses. Recordando no sólo el hecho histórico de las Cortes de 1188, sino el incipiente parlamentarismo que instauraba Alfonso IX, convocando como estamento a sus Curias, al pueblo, en la figura de los Buenos Hombres.

Es más, dada la insistencia de Santiago, conseguía que el sacerdote oficiante dedicara unas palabras a lo que el  encendido cirio significaba, en cuanto a derechos humanos. Hay que resaltar debidamente que el velón llevaba una inscripción: Derechos Humanos y 1188.

Ahora toca citar, aunque sea someramente, a la Asociación pro Identidad Leonesa, pues a ella, bueno a los componentes, no demasiados, acudiría Santiago, allá por el año 2000, buscando apoyo y acompañamiento para dos temas, el asunto del velón citado, y el intento de que “dos llamas”: democracia y derechos humanos, ardieran junto a la olímpica. Recuérdese que estaban en preparación los Juegos Olímpicos SYDNEY 2000.

Ambas cosa fueron tomadas en consideración, con intención manifiesta de acometerlas. Eran momentos de cierta euforia. Estábamos en contacto con el Procurador del Común, para que de modo especial la terminología que usaban en la Junta autonómica, tan engañosa como amancebadora, no fuera recogida en los textos escolares, e iban por buen camino sus gestiones.

También en abril de 2000 se había conseguido que los partidos políticos de León  firmaran un Acuerdo por la Identidad Leonesa, que las Cortes autonómicas no sólo no aceptaron, sino que trataron de desvirtualizar y desvitalizar su contenido. Una copia del compromiso político está depositada en el Procurador del Común , que dará fe de ello.

El 30 de abril, por cuestión de calendario litúrgico, acudimos bastantes miembros de la Asociación a la “ofrenda" del velón. Siento no recordar la razón de la ausencia ese día del promotor de la idea, que la hubo,  aunque sí se había encargado de la programación, pocas fechas antes. La Asociación lo anunció en los medios leoneses, y Diario de León acudió el propio día, momento que quedó plasmado en la fotografía que acompaña a estas líneas.


Hoy, cuando el reconocimiento de la UNESCO ha dado al tema repercusión mundial, estas pequeñas muestras, como la citada, se las puede dar poca entidad, pero el valor entonces era destacable, como novedad y empuje por dar a conocer y defender lo leonés.

Mediante sendas cartas, luego traducidas al inglés, exponiendo lo que él nos proponía, comparecimos como Asociación Cultural ante el COI, con sede en Lausane (Suiza) y también en SYDNEY lugar de acogida de los Juegos olímpicos en el 2000. Iban fechadas el 10 de mayo de 2000. La redacción corrió a nuestro cargo. Y de ellas doy aquí dos pinceladas.     


“Profundizan las raíces históricas leonesas en las dos facetas señalas, no en balde, en el año 1188 el Pueblo Leonés,  en la figura de los Buenos hombres,  tuvo representación como estamento en las primeras Cortes parlamentarias de Europa convocadas por el rey leonés Alfonso IX.  En ellas, consiguió el pueblo derechos y libertades, mediante un conjunto de decretos que se han calificado como Carta Magna Leonesa allí otorgada.  Derechos y libertades que bien pueden equipararse a una incipiente democracia, y, con la protección de personas y de bienes que allí se instauraban, dar origen a los Derechos Humanos”.

“Con los antecedentes expuestos, las juventudes leonesas, a modo de propuesta o sugerencia, someten a la consideración del C.O.I. la posibilidad de que en los Juegos Olímpicos de SYDNEY 2000, se instalen dos llamas, una a cada lado de la olímpica, como símbolo, y en representación de la Democracia y los Derechos Humanos.”

No tuvo éxito la propuesta, pero si se logró que se leyeran, entre otras cosas los apuntes citados, poniendo en valor lo leonés.

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