Carta
abierta a Cendón,
Llevan
implícitas estas letras, señor Cendón,
el recuerdo de un compromiso: Socialistas pero antes Leonesistas.
En su curriculum, ha hecho constar que sus inquietudes ideológicas socialistas le llevaron al campo político. Me gustaría saber si conocido el plan Baldonero Lozano, el de no meter a calzador a los leoneses en un ente que no deseábamos, sigue diciéndole de lejos algo o ha preferido olvidarlo. He ahí un dato interesante a conocer. Por sus “hechos los conoceréis” se ha dicho, y lo que vemos en su comportamiento con lo leonés inspira nula confianza.
El
partido en el milita, el PSOE, junto al PP,
empecinados en llevar la contraria a los leoneses, al alimón nos
encadenaron al ente. El resultado: ¡pésimo! Se falló en lo sentimental y se nos
marginó en lo económico social. ¿A qué si no viene esta Mesa, que dicen “por
León”, para hablar de hacer, en abstracto, y no hacer nada? Un desvaído interés, más propicio a tapar el
movimiento increscendo autonómico leonés, regional leonés, que a resolver una
situación ciertamente difícil, de vaciado y descapitalización, a la que el ente
nos ha empujado
Un futuro más que incierto con obsolescencia
programada, una década más de amargura, donde por consunción intentarán
amarrarnos un poco más al ente autonómico. La devaluada mesa, todo un tapabocas
efímero, demasiada gente sin cartera y sin compromiso, les servirá como señuelo
ocasional, con cartuchos de fogueo para cada momento. ¿O es que tiene planes
allende el ente? ¿O son por el contrario de amarre reforzado?
No
es que considere decepcionante su posicionamiento, es angustia vital ante el hecho de que haya quien, siendo de la misma tierra,
colabore en el empuje a la mediocridad, al olvido…de lo leonés. ¿O dice
desconocer que desde Valladolid se nos borra la estampa, y no han cesado en querer llevarse industrias
y empresas leonesas?
“Somos
socialistas pero antes leonesistas”, este es, ¿era?, el compromiso con León de muy buena parte de
los socialistas leoneses. ¿Dónde están ahora?
Con tal sentimiento perdido,
instalados en el ente autonómico, actuando como colaboracionistas puesto
que no están en condiciones de dirigirlo por culpa de las urnas. Tal
comportamiento es lo que conlleva, ¡fallan los votos leoneses! ¿Pero qué les
pasa a los castellanos, tampoco los votan?
Ahora que el alcalde legionense José Antonio
Diez, socialista y leonés activo, se mueve hacia la recuperación reivindicativa
del autogobierno leonés, que no sólo es de justicia histórica y derecho
constitucional, sino que supondría una mejora presupuestaria económica, le
tratan de frenar por todos los medios de alto y medio vuelo. Pero les ha
sorprendido con su firmeza, buen criterio y templanza, después de la aprobación
de la moción hacia la libertad. No les gusta, parecen preferir el anodino y
enfermizo dicho de “mapa cerrado” o “matrimonio para toda la vida” a la antigua
usanza, y León la pata quebrada y en la casa castellana, totalmente dependiente.
Y ha
habido que presionar, in situ, a los ediles y alcaldes socialistas de los
pueblos que han pretendido votar SI a la moción hacia dicha libertad, al
autogobierno. O por carta, da igual. Todo eso lo conoce de primera mano, y
juega sus bazas políticas socialistas, y se deshace del leonesismo, que puede
ser sencillamente sentimiento leonés, orgullo de serlo, para cerrar la historia
exhibida en una pancarta junto a más de 90.000 leoneses en mayo del 84.
La
Mesa por León, de la que es considerado activo muñidor, no es más que otra tapadera
con la que poner sordina a la mala política autonómica. Su acusación a José
Antonio, nuestro alcalde legionense, tratando de corregirle, y si es posible
ridiculizarlo, con eso de “La mesa por León no es un “invento”, es una
oportunidad” a la que él supongo le contestará en su momento, yo hoy le digo que la “oportunidad” que cita
es sencillamente ¡oportunismo!, que viene a marcar su posicionamiento político,
colaboracionista, de espaldas al pueblo leonés.
Lo
lamentable es que al pueblo leonés lo tratan
de halagar en busca del voto, luego por
obediencia partidista lo olvidan, para finalmente venderlo al más taimado
estilo Judas.
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