Breves apuntes, mezcla de temor y recuerdos, desarrollados cuando la lluvia azota la ventana de mi estancia
leonesa.
Más de uno de nosotros, los leoneses, se habrá fijado que en las
banderas de España cuando aparecen en imágenes en las instituciones, tras la
figura de los políticos o autoridades, siempre se ve el escudo de León. Y,
dadas nuestras dudas sobre la verdadera apreciación de lo leonés, y relevancia
como reino medieval, que no se respeta, hemos pensado que es debido a que no lo pueden evitar.
Por otra parte en las noticias gráficas, generalmente, el
personaje o personajes de turno, suelen ser captados sin tapar esta parte de la
bandera que nos atañe. Puede que sencillamente porque se ha dejado el paño a su caer.
Tal vez por deformación, que nos lleva a estar vigilantes sobre el
tratamiento que se da a lo que nos representa, he venido observando un dato algo
más que curioso en la ”gorra o gorreta” de los maceros de la Cortes de España,
dos en cada momento, que comentaré a pie de imagen. Entre tanto, suspense y
breve recuerdo.
En la capital provincial de León, el ayuntamiento tiene el
privilegio, cuando se constituye en plena autoridad, de ser precedido, de
cuatro maceros. Es el único en España. Dos como primer ayuntamiento constituido
de España y otros dos por haber sido sede real.
Como curiosidad a este respecto recuerdo que hace pocos día saltó
a los medios leoneses que desde hacía cierto tiempo tenían dificultades para
que salieran los cuatro maceros, y ello
por falta de personas del entorno municipal que se prestaran a tal
cometido.
En ” Legio, érase una vez”, un “cuento” en artículos, crónicas, circunstancias
y acontecimientos vividos aquí, con inclusión de algún relato corto, que me
publicó Lobo Sapiens en 2010, había uno dedicado al tema de los maceros.
“Un buen candidato para macero”, se titulaba, en el que un jovenzuelo de Santa Ana conocido como
Miluco, por azares y conocimientos de su
padre, Micael, un buen adobero de la época, y de modo especial por un albéitar
municipal, llega a ser macero, y caberle el honor, pasados los años, no sólo de participar, sino de ser elegido
para que, en la proclamación del rey, año 1454, impostando la voz reclamara
protocolariamente ¡silencio! hasta tres veces, para que el Alférez capitalino,
pendón en mano, proclamara: León y todo
su Reino, por el rey don Enrique IV…
Y volviendo a nuestro hoy, y las imágenes que anuncié, podemos
observar la colocación del león rampante
en el frontal de la gorreta de los maceros de las Cortes, y que el castillo aparece en los laterales.
En estas imágnes, históricas, hagamos abstracción del dictador
Es de señalar que en el gorro de los maceros leoneses no hay ningún símbolo; éstos llevan pendiendo del cuello mediante una cadena, un gran medallón con león rampante.
Y tambien aplicado en ambas mangas nuestro león.
En los gorros de los maceros de las Cortes, que
podemos ver en el parlamento de la nación, de poco para acá se puede observar que el castillo aparece en el frontal, de forma preferente,
No sé si hay intencionalidad aviesa en romper la prevalencia
histórica del Reino de Leon, es despiste
del macero, o aparece “la mano negra” que siempre creemos ver en lo tocante a nuestras
cosas.
Me temo que la suspicacia, ante los avatares leoneses de ayer y más los de hoy, nos haga ver enemigos por todas partes. Mas, estar en guardia siempre es positivo. Si no veamos:
Habilmente colocada la tela de la Comunidad que nos aferra, destaca el castillo y anula el león.
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